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«No es cuestión de ser negativos, pero el decreto  aprobado por la Junta para regularizar viviendas ilegales no responde a  las características de este problema en Jerez». El delegado de  Urbanismo, Antonio Saldaña, insistió ayer en la primera valoración que  realizaron en su momento desde el Ayuntamiento de la nueva normativa, y  lo hizo sustentando en datos contundentes su afirmación. No en vano, de  las alrededor de 1.500 edificaciones ilegales que existen en el término  municipal solo un escasísimo 2% (un total de 33 casas) podrían iniciar  de forma directa los trámites para cambiar su situación. El resto, o  directamente no puede hacerlo porque no cumple los requisitos (633  casos, lo que supone un 42% del total), o habrá que estudiar caso por  caso para ver si se busca una fórmula (237 casos) o han iniciado ya el  proceso por medio de otros trámites distintos a este decreto recién  aprobado. 
Respecto a último supuesto, Saldaña recordó ayer que  alrededor de 600 ó 700 viviendas de 13 núcleos rurales se podrán  regularizar a través de la figura del hábitat rural diseminado que se  incluyó en el PGOU de Jerez, un paso que ahora también permite el  decreto de la Junta para el resto de Andalucía pero que «aquí ya  habíamos iniciado». Para ello, hasta la fecha se han aprobado los planes  especiales de Cuartillos y Mesas del Corral, y el de Gibalbín está  pendiente porque «no está desafectada la cañada, un trámite en manos de  la Junta».  
En la misma línea, se están redactando los  correspondientes a Añina, La Inmaculada, Mesas de Santa Rosa y el  Polila, que finalizarán en febrero, por lo que desde el Ayuntamiento le  piden al gobierno andaluz que haga su parte y facilite tanto la  aprobación de los planes especiales como la desafectación de las vías  pecuarias. 
En lo que respecta a las casas ilegales que están fuera  de ordenación, es decir, no reconocidas en el PGOU, un total de 870  edificaciones a las que el decreto podría dar respuesta, el delegado de  Urbanismo recalcó ayer que solo en 33 viviendas de El Mayorazgo se  podría iniciar el proceso de regularización de forma directa al ser  edificaciones aisladas. 
Con algunas condiciones que habría que estudiar caso por  caso, la cifra de casas que se podrían legalizar si se consideran como  edificaciones aisladas -siempre que hubieran prescrito los plazos para  la protección de la legalidad (los posibles expedientes sancionadores)- y  que se podrían considerar las zonas como huertos familiares o legalizar  viviendas es de 204. Como apuntó ayer el delegado de Urbanismo, «en el  mejor de los casos los casos que se beneficiarían apenas suman un 15%». 
El resto de las viviendas que no podrán legalizarse según  el decreto suman un total de 633, un 42% de casos que no cumplen los  requisitos bien por encontrarse construidas en vía pecuaria o ser  posteriores a 1975 (381 edificaciones); o bien por estar construidas en  suelo de especial protección (es el caso de Mesas de Asta y la normativa  de la Consejería de Cultura) o inundable (La Greduela), que suman 84  casos; o que se han formado en parcelaciones urbanísticas ilegales, en  total 168. 
Para los anteriores casos, desde el PP piden una profunda  reforma del POTA (Plan Ordenación del Territorio de Andalucía) y la  LOUA (Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía), que reconozca la  realidad del problema posterior a la fecha de 1975 y esos casos que se  quedan fuera de todos los supuestos. En los casos de los espacios  protegidas por la legislación cultural o los que están en dominio  público (como la ribera del Guadalete), desde el Ayuntamiento le piden a  la administración andaluza que clarifique criterios y que, en el caso  de las zonas inundables, «se estudie si se pueden modificar y merece la  pena realizar inversiones para acotarlas, o si es preferible proceder a  la reubicación de las familias que viven en esa situación».

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